Un padre regiomontano que le dice a su hijo:
-Anda, Alberto, ve a decirle al vecino que nos preste el martillo para clavar un clavo.
Albertito va con el vecino y vuelve enseguida.
-Papá, dijo el vecino que no nos puede prestar el martillo, porque se le gasta.
-¡Piedra desgraciado! , ¡Hay que ver tacaños que son algunos! ¡Bah!, Bueno, anda, entonces saca el nuestro.
-Anda, Alberto, ve a decirle al vecino que nos preste el martillo para clavar un clavo.
Albertito va con el vecino y vuelve enseguida.
-Papá, dijo el vecino que no nos puede prestar el martillo, porque se le gasta.
-¡Piedra desgraciado! , ¡Hay que ver tacaños que son algunos! ¡Bah!, Bueno, anda, entonces saca el nuestro.